25 nov 2008

Nuevos tiempos, nuevos signos

Hoy en día vivimos en un mundo caracterizado por la paradoja de la incertidumbre, en donde la realidad está plagada de dudas junto con certezas frágiles y a partir de las cuales nos vemos obligados a salir adelante.

En medio de esta modificación en la estructura social, debemos reconocer que se ha avanzado como nunca en lo que se ha venido denominando como globalización, lo cual va unido a la revolución de las comunicaciones y los medios, y lo que nos ha permitido convertirnos, de la noche a la mañana, en espectadores y testigos de hechos que hasta hace algunos años eran impensables, extraños y distantes. La globalización ha acercado a nuestra gente al igual que ha universalizado los procesos económicos, superando los límites de los estados nacionales y de las fronteras como meras delimitaciones espaciales, lo que ha permitido un inédito intercambio cultural.

Joaquín Estefanía expresa de manera muy directa y sencilla lo que significa globalización: “Significa que todos somos más interdependientes, más cercanos, que nos parecemos más y actuamos de modo crecientemente semejante; que vivimos en el mismo mundo”.

No obstante, lo novedoso e interesante que puede resultar este proceso, han surgido muchas críticas, pues se habla de que se pretende una homogenización cultural y una uniformización del hombre, en un afán de lo que comúnmente se ha llamado occidentalización del mundo, lo que ha traído como consecuencia las movilizaciones antiglobalización. Sin embargo, esta pretensión de homogenizar el mundo, no ha significado la disolución y perdida de las realidades particulares en medio de lo universal, sino que también se ha marcado el resurgimiento de lo local y cercano a nosotros, y aquí está lo paradójico.

Es por eso que debemos de reconocer que la participación de naciones en procesos de integración no significa que se pierda su identidad y singularidad, sino que representa una oportunidad para que en medio lo universal los pueblos comiencen a reconocer y fortalecer su manera de vivir y su identidad, de tal manera que se enriquezcan las particularidades propias de cada región y país dentro del mosaico universal de nuestro mundo.

José Antonio Hernández Pimienta

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen análisis de las nuevas tendencias y enespecial de esta problematica del nuevo siglo.
Felicidades

Anónimo dijo...

Muy buena vision, felicidades